miércoles, 6 de marzo de 2013

Morgana y el feminismo

Chicas, hoy estoy q echo espumarajos por la boca.
Acabo de oir una anécdota de una amiga; un compañero suyo de trabajo le ha dicho que ella tiene muy buen gusto en películas y música pero es porque (y cito) "iba para hombre y se quedó en mujer" porque ella es muy independiente y fuerte pero, qué lástima, esa agresividad no gusta a los hombres.
Ayyy!! Si Margaret Mead levantara la cabeza!!
Para empezar, este sujeto acaba de poner a las mujeres en el escaño inferior a los hombres, como si fuéramos una medalla de plata en la carrera evolutiva o fuéramos una especie diferente. Ibas para hombre pero te faltó tiempo de cocción, vamos, q estás incompleta.
Segundo: No sabía yo q el buen gusto en películas fuera patrimonio del cromosoma Y. Me acabo de enterar.
Tercero; durante años se adjudicaron una serie de características como "agresividad, valentía o independencia" a los varones. Como si sólo ellos tuvieran capacidad biológica para desarrollarlas. Fijaros q ni siquiera se concebía q una mujer pudiera aprender a ser de esta manera. Nosotras debíamos ser sumisas, maternales y dependientes.
Margaret Mead fue una antropóloga (sagitario, por cierto) que en los años 30 del siglo pasado se fue de viaje a Papúa Nueva Guinea y observó los comportamientos de algunas tribus. Imaginad su sorpresa al ver que tribus aisladas habían desarrollado un comportamiento y una cultura diferentes.
En una vió que los hombres eran alentados a quedarse en casa haciendo de cuidadores mientras las mujeres eran las activas que salían a hacer el trabajo fuera de casa. Los hombres era educados para llorar y las mujeres, para ser fuertes.
En otra tribu, se educaba a ambos sexos según la cultura patriarcal del mundo occidental: hombres bravos y valientes; mujeres lloronas y sensibles.
En la tercera vio un papel más equitativo entre ambos sexos y un sorprendente reparto de tareas.
Este estudio se llama Sexo y Temperamento en Tres Sociedades Primitivas y fue un libro importantísimo en el movimiento de liberación feminista.
Margaret descubrió que los comportamientos se aprenden y que lo aceptable o desdeñable en un género o en otro, depende de la sociedad en la que te hayas criado ya que no nacemos siendo ni más ni menos nada que otras personas.
Cierto es que las hormonas juegan un papel muy importante y que una persona con mucha testosterona, por ejemplo, puede ser más activa y agresiva, PERO la educación y las normas en las que está sumergida esa persona son las que modelarán ese carácter y, más importante aún, esa sociedad es la que decidirá si ese comportamiento agresivo es adecuado o no.
Las chicas que sean independientes y los chicos que sean dulces y sensibles deben preguntarse cómo les iría si hubieran nacido en otro país u otra época.



Asumimos que hay chicas de carácter fuerte y chicos de genio vivo, así como chicas dulces y maternales y chicos cuidadosos y sensibles. NADIE debe ser criticado por ser como es.

Mi respuesta para ese MACHISTA es: "Tus ideas están obsoletas, llegas un siglo tarde a esta conversación. Lo que dices, aunque sea en tono amistoso y creyendo que es con la mejor de tus intenciones, es destructivo e hiriente. Si buscas a una mujer sumisa y dulce que no quiera ni aprender a conducir para que le tengas que hacer tú de chófer, que sólo piense en cocinarte tartas y decirte a todas horas lo viril y apuesto que eres; adelante, búscala, pero no le vayas a decir a una aries fuerte y decidida que su comportamiento es inadecuado y que nunca encontrará a un hombre porque ese comportamiento a ningún hombre le gusta. Bien, a mi tampoco me gustas tú, gusano pusilánime y no voy a destruir tu autoestima diciendo que ninguna mujer debería amarte"

He dicho.