Hasta el árbol más grande, un día fue semilla.
La luna creciente, que atrae cosas y la menguante, que las
aleja, forman parte de un todo, uniéndose en la gran luna llena. Y hasta cuando
esa luna no está visible, sigue ahí. Es importante que lo recuerdes.
Pequeña reina, te has equivocado. En tu dolor, no viste la
otra mitad; no viste que hombres y mujeres coexistimos en el mismo mundo. Hasta
la Diosa se integra con el Dios en el todo del Universo.
Mira al cielo, mira la Luna madre y ve el círculo: debes percibir
las dos mitades.
Sé humilde, pequeña… te quiero tanto.
No vivas en el odio: es
negro y no te deja ver la Luz madre. No te obceques, sé vulnerable. Aunque me
duela, no puedo llorar tu tristeza.
Tu rabia sólo es miedo al revés. Confía. Ten fe en la energía
del Universo, que todo lo pone en su lugar. Tú flotas en la marea con todos
nosotros y con todas nosotras. Sólo el equilibrio da poder. Cuando estás en
calma, la energía fluye.
Ve en paz, respira la luna rosa. Recuerda que no estás sola.