viernes, 29 de noviembre de 2013

Morgana y la violencia

Desde hace algo más de un mes estoy viviendo una nueva experiencia laboral: estoy trabajando de educadora otra vez.
Tengo la suerte y la desgracia de estar en este puesto. Suerte porque aprendo muchas cosas nuevas de mi profesión y porque me siento muy cercana a mis compañeros y compañeras, que me han hecho parte del equipo desde el primer día. Desgracia, porque es mi desgracia sufrir por males ajenos y meterme hasta el cuello en problemas que no son míos.
Aún así, estoy convencida de que el Destino, Dios o quien quiera que sea, ha manejado hilos para ponerme justo aqui y justo ahora. Admito que soy una persona bastante subjetiva. Tiendo a dividir el mundo en blanco y negro, buenos y malos... he de hacer un esfuerzo consciente en mi día a día para captar los matices de grises.
Creo que este puesto que ocupo ahora es una verdadera prueba. A diario veo padres y madres divorciados que luchan por la custodia de sus hijos. Una espera siempre que los "adultos" sean responsables y cívicos, que hagan lo mejor para sus hijos, pero a veces la rabia que le tienen a su ex-cónyuge es tan grande que se les "olvida" que los niños están en el medio, que si discuten delante de ellos o les obligan a tomar partido por uno o por la otra, sufren. Eso es violencia.
También veo casos de mujeres que obtienen órdenes de alejamiento contra sus exmaridos. Mujeres que, a pesar de haber sido maltratadas, deben permitir que ese que les ha hecho daño, siga viendo a sus hijos. A veces los hijos quieren también ver a su padre. Eso me hace reflexionar: ¿puede un mal hombre, un mal marido, ser un padre dulce? Me cuesta tanto entender esa situación en mi mundo de partes blancas y negras... Sin embargo veo a hombres que han ejercido violencia contra una mujer tratar a sus hijitas con extrema delicadeza y atención. ¿Puede un maltratador tener virtudes? ¿puede un monstruo ser humanizado?
Algunas de estas mujeres que han salido del círculo de la violencia se resisten a acudir a una visita para que su ex vea a los niños. La ley las protege de forma que nunca tendrán que ver a ese hombre de nuevo. Nunca les harán coincidir en el mismo espacio para efectuar esa visita y, aún así, se muestran reacias a dejar que ese hombre violento tenga ese derecho de ver a sus hijos. No seré yo quien las culpe. En absoluto.
Hace 4 días fue el "Día contra la violencia de género". Todo el país y todo internet se llenó de slogans reclamando que ni una sola mujer debería sufrir malos tratos. Yo seguía allí en mi puesto, viendo pasar a las valientes que habían denunciado y a las que, probablemente deberán denunciar más adelante.
Se nos llena la boca de consignas mientras que cada día, hay mujeres que caen de nuevo en brazos de un maltratador.
Nos os hacéis una idea de las vueltas que le he dado al tema. Me vuelve loca.
¿Cómo puede una mujer empezar un romance con un hombre que está en la cárcel por haber maltratado a otra mujer?  Una cosa es dejarse embaucar por el carisma de un hombre que afirma ser bueno y que al final sea un mentiroso pero, ¿meterse a la boca del lobo cuando es tan grande, evidente y llena de dientes?
Se habla del círculo de la violencia: esa repetición de patrones en la que algunas mujeres maltratadas, aún siendo valientes y denunciando a un maltratador, se quedan encasilladas en ese rol y buscan inconscientemente a otro maltratador como pareja. Los hombres equilibrados y normales no les resultan atractivos. Hay un libro muy chulo que leí hace años sobre este tema: "Las mujeres que aman demasiado" de Robin Norwood. Lo explica muy bien plasmando testimonios de mujeres que piensan así.
Reconozco que esa repetición de roles subconsciente amenaza a mi cordura como mujer. Hay cosas en esta vida que no entiendo bien, aún desde mi punto de vista profesional. Para mi, es como anular nuestro instinto de autopreservación, como si, de pronto, a nuestro hipotálamo le pareciera buena idea que nos tiráramos delante de un coche en marcha o que metiéramos la mano en el fuego de la cocina.

Luego están los que, beatíficamente, omiten sus antecedentes y salen con una mujer que desconoce por completo que han sido maltratadores.
Sabéis que los antecedentes penales dejan de salir en las bases de datos a los 2 años?
Una vez cumplida la pena, el preso tiene el derecho y el deber a reinsertarse en la sociedad. Con antecedentes no pueden tener hipotecas a su nombre, por ejemplo, así que pasados 2 años de haber terminado con su condena, pueden hacer vida normal. Ahí entra en juego la reconversión de cada cual: los hay que sí que se arrepienten de lo que han hecho y los que no.
Os he dado en qué pensar, chicas? Deberíais.
Me he dado cuenta de que hablamos y hablamos sobre feminismo y condenas al maltrato, que se visibilizan las muertes y que imaginamos a los maltratadores como cavernícolas que portan un garrote en la mano y se anudan el pelo con un hueso, como en los dibujos animados, pero os diré una cosa: los más machistas son los más sutiles, los más encantadores y carismáticos.
La violencia empieza siempre con un control sutil, con consejos aparentemente bienintencionados y con un paternalismo que hasta resulta conmovedor. Hay que ser críticos con lo que percibimos, dejemos de justificarlo todo; dejemos de engañarnos.
Chicas y chicos, solo puedo daros estos consejos: respetaos a vosotros mismos/as, respetad a los demás y sed responsables de vuestras acciones. Pero, sobre todo, dejaos ayudar cuando estéis en problemas.