jueves, 17 de julio de 2014

Morgana y la victimización

Estoy ampliando mi formación con otro curso de violencia de género.
Este curso, da pautas a profesionales de servicios de base que atienden a una mujer que está empezando a darse cuenta de que su vida no es "normal".
He aprendido, por ejemplo, que las mujeres maltratadas no se consideran a si mismas como tal. Aunque teman por su vida, aunque les estén pegando, ellas ven los anuncios de "violencia no" y no creen que estén hablando de sus vidas. Raro, eh?
Otra cosa que ya venía yo observando en mi experiencia, es que ningún hombre se considera a si mismo un maltratador. Ellos tampoco se identifican con los carteles ni las campañas. Ellos les echan la culpa a ellas, que son tontas y terminan con su paciencia, o se han gastado demasiado dinero, o les han puesto celosos, etc. Tienen mil excusas. La cuestión es que ellos nunca tienen la culpa. Curioso.
Yo he llegado a pensar: "entonces, para quién coño hacemos las campañas contra la violencia??!"
Tras mucho meditar, he pensado la respuesta: "para el resto del mundo"
La campaña de "violencia no" está pensada para sensibilizar al policía, al médico de familia, al psicólogo que hace terapia de pareja, al profesor de los hijos de estas parejas e, incluso, a los vecinos para que estén atentos a las señales.
Los adultos tendemos a pensar cosas como: "nah, seguro que no es eso, he oído mal", "esa es una acusación muy grave. Aunque esté oyendo gritos, igual no es que él le esté pegando" o incluso "no es asunto mío: seguro que le denuncio yo y luego ella lo niega todo...a ver si me voy a buscar líos con él y luego la toma conmigo".
La campaña del "Maltrato 0" nos dice a todos los ciudadanos/as:
 "NO, ella no está mintiendo"
 "NO, no lo hace por quedarse con los hijos y la casa"
 "NO, aunque fuera de su casa él parezca una persona normal, tal vez dentro sea un monstruo"
También hay prejuicios del estilo:
"Si tanto sufre, ¿por qué no le abandona?"
Es una buena pregunta. Tendemos a pensar que ellas son libres de ir a donde les dé la gana, pero no es así.
Para empezar, ellas no perciben claramente su realidad. La función de las personas que la rodean y tratan de ayudarla no es obligarla a abandonar su casa (muchas veces, los amigos/as se enfadan si ella no acepta la ayuda ofrecida), sino ayudarla a ser crítica con la situación para que, poco a poco, se de cuenta sola. La iluminación la tiene que tener ella, para que sea suya la decisión de dejarle.
Hay muchas mujeres que han salido de relaciones machistas.
Los medios de comunicación nos presentan lo visible, lo peor: que ellas acaban asesinadas. Pero también hay una versión alentadora y es que las mujeres somos capaces de tomar buenas decisiones.
La victimización se produce cuando se extiende la idea de que una mujer debe ser rescatada, cuando se nos presenta nuevamente como objetos, no como sujetos de derechos. Una mujer no debe esperar a que venga alguien a salvarla, sino que debe transformas su realidad con el apoyo, la paciencia y el asesoramiento de las personas que la rodean.
Tendemos a pensar  que las mujeres son niñas, no adultas.
¿Velo sí? ¿velo no? ¿casarse sí? ¿casarse no? En realidad, todas esas preguntas salen del mismo modelo. El patriarcado.
Si una amiga, una clienta o una paciente os dice que está siendo maltratada o bien lo averiguáis (que lo digan es muy dificil), lo primero que tenéis que hacer es CREERLA. No pongáis excusas ni penséis que exagera.
Lo segundo es preguntarle si se siente en peligro ¿dónde está su pareja ahora? ¿dónde están sus hijos? están en peligro ellos? ¿tiene alguien de confianza en su entorno?
Hay que tratar de que ella misma ponga en palabras lo que le está pasando. No podemos ser paternalistas; recordad que el cambio viene de dentro.
Después, hay que planificar JUNTO A ELLA un posible plan de huída. ¿A dónde iría si la cosa se pone fea? Debe tener a mano y en un lugar seguro su DNI, pasaporte, tarjeta sanitaria, etc, así como ropa o enseres que necesite y pueda coger en un minuto si debe salir inmediatamente de su casa.
 Hay veces que ellas no quieren denunciar, pero en cualquier caso hay que anunciar (comunicar). Se le pondrá en contacto o se le acompañará para recibir asesoramiento. Primero, a la trabajadora social y, después, abogados, una casa de acogida o lo que le haga falta.
Y hay que apoyar, escuchar y no juzgar porque, a parte de miedo, ellas sienten vergüenza.
Recordad, si no sabéis 100% qué hacer, llamad al 016 o al INSTITUTO DE LA MUJER: 900.191.010

Estad atentos/as y sed críticos/as