lunes, 6 de abril de 2015

Morgana y la custodia compartida

He leído esta noticia hoy:
 http://www.elcorreo.com/alava/sociedad/201504/06/divorciados-hace-anos-pueden-20150405191455.html

Yo trabajo con gente divorciada y separada y, últimamente, he oído hablar mucho de la custodia compartida.
Los grupos de apoyo a hombres separados se preguntan en voz alta por qué las mujeres en la mayoría de los casos se quedan la custodia de los niños. Es que un hombre no es capaz de cuidar de sus hijos? Es que los jueces y juezas dan por supuesto que el apego de los y las menores es sólo hacia la madre?

En el último curso de igualdad que hice como formación por parte de mi empresa, la formadora nos contó que el gobierno de esta comunidad había lanzado hace tiempo ayudas para la conciliación familiar de diferente cuantía para los hombres y las mujeres. Esto significa que si una mujer reduce su jornada laboral para quedarse en casa a cuidar de sus hijos, obtendrá una ayuda "x", pero si un hombre solicita la reducción de jornada, el gobierno le daba una cuantía algo mayor.
Esto era para potenciar que los hombres se animaran a pedir la reducción de jornada aplicando una discriminación positiva. La formadora nos comentó, asimismo, que las ayudas hacia los hombres acababan de ser suspendidas por el escaso éxito que tenían. No las pedía ni Dios.
Esto no es una sorpresa: las mujeres, tradicionalmente, asumimos más tareas. En la actualidad, cada vez más hombres colaboran con las tareas domésticas, pero las mujeres seguimos adoptando el rol de cuidadoras de nuestros ascendientes y descendientes.
Conozco a una pareja no muy igualitaria. Él tiene un trabajo con bastante antigüedad y buen sueldo. Ella iba de un empleo precario a otro o pasaba largos espacios de tiempo en el paro. Cuando ella no aportaba dinero, su pareja le echaba en cara lo mucho que él trabajaba y aportaba para la casa, obviando que ella cuidaba de su madre, su suegra, los hijos y hacía todas las labores domésticas. De vez en cuando, él plancha una camisa. Hurra!
Ella, harta de los reproches en materia económica, se apuntó a un curso para mejorar su formación, de modo que su día se dividía en: llevar a los niños al cole, ir a clase, recoger a los niños, hacer la comida para todo el mundo, sacar tiempo para hacer los trabajos con sus compañeros y compañeras y, de vez en cuando, trabajar a tiempo parcial si le surgía la oportunidad. Cuando esto ocurría, ella debía decidir si podía o no aceptar ese trabajo, y tenía que escoger entre ocuparse de sus hijos o ir a clase. Nunca la he oído hablar de que su pareja le pida favores a su jefe o a sus compañeros para salir antes y que ella pueda ir a hacer otra cosa.
Esto es lo que implica la sociedad patriarcal:
Cuando hay que llevar a alguien al médico: ella. Cuando hay una reunión del AMPA; ella. Cuando hay que pedir favores a amigos y familiares para que cuiden de sus hijos, porque el día no tiene más horas; ella se ocupa.
Cuando una pareja se separa legalmente y deben hacer la separación de bienes: quién se queda la custodia y quien paga pensión a quien; debemos asumir que quien se queda a los hijos, se queda con la casa (a no ser que acuerden venderla). Las personas machistas que esgrimen el argumento de que las mujeres se divorcian para poder quedarse con los hijos, argumentan también que ellas salen ganando porque se quedan con la casa, el coche y una pensión. Este discurso asume no sólo que el gobierno y la justicia favorecen a las mujeres injustamente y que ellos son víctimas de la situación, sino que ellas son unas lurpias que desde el momento del "si quiero" ya estaban pensando en amasar una fortuna a costa de ellos. Esta premisa asume también que las mujeres son quienes tienen todo el tiempo la sartén por el mango y que el machismo y la desigualdad no existen. Me atrevería a decir, incluso, que son los mimos que dicen que el feminismo debería llamarse humanismo o igualitarismo, en un patético intento de buscar un eufemismo que elimine toda forma de pensamiento crítico.
Pero añadiré otra cosa: en un divorcio o separación, normalmente, las partes pasan también por un equipo de profesionales que les hacen una evaluación. Esto se llama "informe psicosocial". En este informe aparece todo tipo de información: desde cuanto gana cada uno para poder establecer quien pasa pensión a quien y de qué cuantía, hasta quien ha asumido más responsabilidad en la crianza de los hijos hasta ahora y quién tiene más habilidades parentales. Aquí es cuando sale a la luz que el padre no ha llevado nunca a los niños al médico, no tiene ni idea de cómo se llama su profesora y trabaja demasiadas horas como para hacerse responsable de la tutela de éstos. La madre, sin embargo, ha creado un círculo de apoyo compuesto por familia extensa y vecinos que le recogen a los niños del cole cuando ella debe ocuparse de su carrera.
Entonces es cuando el juez o jueza le da la custodia a la madre y el padre se lleva las manos a la cabeza porque ha de pasarle una pensión.
Veamos ahora lo que pasa con el dinero: él se queja porque ha de buscarse otra casa y ella sale "ganando" porque se ha quedado con el domicilio familiar y, además, qué desfachatez, él ha de darle dinero. ¿De verdad ella sale ganando?. A partir de ahora, con 200 o 300 euros de pensión, más el sueldo que ella cobra (si es que cobra alguno), ha de asumir TODOS los gastos de la casa y del coche, impuestos, matriculación del colegio, ropa, facturas, impuestos, etc. Ella tiene su sueldo para cuidar de si misma y de sus hijos y él tiene su sueldo para cuidar sólo de si mismo.
¿quién gana?
Ahora hablemos de las visitas. El juez o jueza ha dicho que él puede ver a sus hijos 3 días  a la semana. Estos días, según dice él, son para pasar ratos divertidos con sus hijos: nunca para gastarlos yendo al médico si tienen fiebre durante su tiempo de visita, ni para hacer deberes escolares porque, entendedlo: las visitas son SU DERECHO y, para el poco tiempo que él tiene, merece disfrutarlo.
Que a ella no se le ocurra no traer a los niños a la visita, porque le está privando de su derecho y, por lo tanto, tiene derecho a denunciarla ante los tribunales.
Ellas a veces llaman a mi oficina diciendo: "no puedo llevar al niño porque se ha puesto enfermo", "hoy no tiene clase, le he tenido que llevar casa de los abuelos, que viven en un lejano pueblo y son demasiado mayores para traerle a la visita"o "no puedo salir del trabajo para llevarle". Ellos montan en cólera porque esa víbora les está quitando sus derechos. Pero ojo! El padre un día podría llamar para decir: "hoy no voy a ir a ver al niño porque tengo que trabajar". Cuando se lo comunicamos  a la madre, ella dice: "y ahora qué hago yo? yo contaba con que su padre le fuera a buscar al colegio. He de llamar a alguien para que le recoja porque yo estoy trabajando"
Nuevamente, él tiene derechos pero no obligaciones y en este mundo falocentrista, su trabajo, por supuesto, importa más.
Saco en claro que hay que ser un hombre muy feminista y muy co-responsable para pedir la custodia compartida, porque si la pide un padre que hasta ahora no ha asumido responsabilidades, la está pidiendo para no tener que pagar la manutención o en una pataleta en la que "quiero la custodia" equivale a "quiero un poni!"
Sabe acaso lo que está pidiendo o es un arma más en la guerra abierta del divorcio?
En esta noticia se preguntan: por qué no puede haber custodia compartida para todo el mundo?
Mi pregunta es: saben cómo mantener y cuidar al poni?

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