lunes, 19 de octubre de 2015

Morgana y que el machismo te toque de cerca

Normalmente, buscamos a gente afín a nuestras ideas y valores para establecer nuestro círculo de amistades. Cuando nos encontramos a alguien que no los comparte, podemos convivir más o menos en paz si no tocamos determinados temas, creo yo, pero ¿qué pasa cuando una persona no sólo choca frontalmente con nuestros valores más firmes sino que es una persona a la que apreciamos?
Un hombre al que aprecio, alguien cercano a mi, me ha dicho que cree firmemente que las mujeres estamos colmadas de derechos, tenemos incluso más que los hombres y que el machismo en los países del primer mundo no existe. Me ha dicho que entiende que "ayudemos" a las mujeres árabes, que están rodeadas de prohibiciones, pero no a las españolas, que lo tienen todo. Me lo ha dicho muy serio y muy convencido y ha añadido que el feminismo debería llamarse igualitarismo.
Me ha enfadado. Parece mentira que sigamos pensando esto en el siglo XXI. Me asusta.
Voy a empezar por lo del "igualitarismo". Me parece un vano y descafeinado intento de ser políticamente correcto. Es, lo que yo suelo llamar, un "caramelito" a las feministas.
Es, con tu cara pública decir que crees en la igualdad, mientras, con tu cara privada, desear fervientemente que nada cambie. Es una burda concesión que los/las machistas hacen a los/las feministas.  Es una mentira.
Se le llama feminismo porque está centrado en corregir la desigualdad de la mujer. Negar que hay diferencia de trato y de derechos es como negar el racismo, por ejemplo.
Es decir, tenemos claro que no estamos en la época colonial en la que creían que los afrodescendientes no tenían alma, que eran comparables a perros o que podían ser comprados y vendidos, ya, pero seamos honestos, seguimos, de manera cultural y muy muy enraizada, pensando que los "negritos de África" son pobres porque quieren; que no hay razón para que no triunfen en la vida...pero en sus países, claro, que aquí molestan.  La sociedad piensa que la gente pobre no tiene dinero porque son demasiado vagos o tontos para conseguir un buen trabajo. Seguimos sin ver el pasado de la humanidad: que las acciones pasadas causan un eco en el presente; que hay ideas tan enraizadas y tan fuertes, tan comunes, tan normales y tan sumamente repetidas que, aunque sean mentira, las tomamos como verdad.
El racismo sigue existiendo e, igualmente, el machismo sigue existiendo: la desigualdad  entre géneros es real. Es fácil para un hombre blanco heterosexual decir que todo va bien y que el que no triunfa es porque no quiere. Es más, si este hombre blanco no ha triunfado por lo que sea, se sentirá seriamente amenazado por todos esos colectivos desfavorecidos que, reclamando lo que en justicia les pertenece, él piensa que le están arrebatando privilegios a él.
Un empresario (o empresaria) no te puede decir: "no te contrato por ser mujer" o "te despido por tener hijos", ya que sería ilegal...pero sí que pueden impedirte la conciliación de tu vida familiar con la laboral o acusarte de que tu productividad ha descendido. El machismo es neomachismo, o postmachismo, como lo llama Miguel Lorente. Se disfraza subrepticiamente.
A las mujeres nos limitan, condicionan y penalizan el abortar. No te lo han prohibido, no, pero te van a poner todas las zancadillas habidas y por haber.
Seguimos con el problema gordísimo de ser juzgadas por nuestro aspecto. Si te han violado, algo harías; si te pones gorda, es que eres una vaga que no se molesta en cuidarse; si tienes muchas parejas, eres una puta y si denuncias a tus agresores eres una vívora que quiere sacar tajada de un gobierno permisivo y blando. Etcétera.
Pero lo peor de todo es que seguimos pensando que los machistas, los violentos, los agresores son siempre otros. Nos resistimos a pensar que personas amables y cariñosas, inteligentes por lo general, sean machistas también. Nah! esos son otros, los que no tienen un duro, son brutos, provincianos y se pasan todo el día en el bar. O, sino, decimos que él es buena persona; es que ha sufrido mucho en la vida o es que está pasando una mala racha o es que su exnovia en realidad nunca fue una buena chica.
El patriarcado se alimenta y engorda cada día con estas excusas. Haceros a la idea de que las personas inteligentes y cariñosas de vuestro día a día: esa panadera tan maja que os da los buenos días, ese conductor de autobús tan sonriente, ese maestro de escuela tan formado en todas las áreas educativas excepto en género e igualdad... cualquier persona, en cualquier momento, puede vomitaros encima un prejuicio machista con la santa tranquilidad que les da el pensar que "todo el mundo lo dice", "a mi me han educado así y mis padres no eran malas personas" o "total, no es para tanto, sólo bromeaba".
No digo que ahoguemos con una almohada a esta gente, que les retiremos la palabra o que salgamos de la panadería/bajemos del bus para nunca más volver. Digo que es conveniente desengañar a estas personas, corregir estas actitudes (si podemos) con tranquilidad.
Yo, personalmente, digo: "sé que no lo dices con mala intención y que es algo que has aprendido, pero nunca es tarde para desarrollar la conciencia crítica". Si de verdad esa persona es tan inteligente, sonreirá un poco incómoda, extrañada de oir una frase así y la próxima vez que hable conmigo, se pensará dos veces repetir la frasecita machista.
Yo tengo claro que no puedo cambiar el mundo entero, pero puedo crecer como persona, puedo hablar, puedo discutir ideas y tal vez eduque un poquito a los demás al tiempo que aprendo cosas nuevas.
Sed críticos/as.