lunes, 4 de febrero de 2013

Morgana. Esos dias.

Chicas, hoy compartiré algo: odio los anuncios de compresas.
Pintan a las mujeres como si nuestra única preocupación fuera no manchar el pantalón. Cierto es que esa es la única promesa que puede hacer un producto de higiene: no tener que preguntarle a tus amigas si te ha manchado o no... Pero es que son ridículamente optimistas!
Cuando yo menstrúo me preocupo más por caber dentro de la ropa, por lo hinchada que me pongo, que por ponerme minifaldas blancas.
Esos anuncios están hechos por hombres, seguramente, ya que conciben la menstruación como una mancha incómoda.
Os voy a decir una cosa: para que nuestro ciclo continúe tiene que cumplirse una serie de requisitos. A parte de no estar embarazada (obvio), debemos tener el adecuado porcentaje de grasa corporal (las anoréxicas extremas no menstrúan) y en nuestro cerebro se mezcla un cóctel de hormonas diferente al habitual.
Hombres y mujeres tenemos las mismas hormonas, pero en diferentes proporciones (ellos tienen mucha más testosterona: de ahí el vello corporal y la voz grave)
 Los estrógenos bajan su nivel, pero la progesterona  y la testosterona suben más en comparación.
Al bajar los estrógenos sentimos menos ganas de todo, al crecer la progesterona, nos notamos más espesas, ya que ralentiza las ideas, y la testosterona nos pone irritables, impacientes y quisquillosas.
Cada mujer es un mundo, claro: a cada una le afecta de manera diferente; lloran, se enfadan o se vuelven lentas de respuesta. En mis peores momentos, yo cumplo los 3 requisitos (afortunadamente no todos a la vez, pero sí uno tras otro en la misma semana). También, dependiendo de este cóctel y del día, nos puede crecer la libido hasta límites insospechados o caer en picado (momento manta y peli ¡No me toques!)
Factores ambientales como el estrés o la alimentación influyen también en el desarrollo del ciclo, retrasando su comienzo, adelantándolo y aumentando la intensidad de sus síntomas.
Tengo amigas afortunadas que afirman que no les duele. La verdad, me alegro mucho por ellas. Recuerdo las experiencias de mi abuela y de mi madre y, mucho me temo, mis ansias de ibuprofeno y drogas varias serán transmitidas a mis hijas.
La regla no es una excusa para hacer lo que nos dé la gana, por sentado, pero defiendo que es un factor muy importante que influye en nuestro comportamiento. Debemos sensibilizar a esos hombres que dicen que una patada en los huevos es peor (reíros si queréis), ya que, aunque entiendo que eso duele, no ocurre de forma decididamente periódica y es un dolor consecuencia de un daño externo, no de una cascada interna de química cerebral.
Por supuesto que no es motivo para legitimar todos nuestros comportamientos antisociales (de tenerlos), pero es un atenuante. Estoy frita de oir: "si les concedieran bajas por síndrome premenstrual, faltarían todos los meses y no serían productivas."
Os voy a contar lo que me pasó la mañana que me iba a examinar del práctico de conducir. Me levanté ya con dolor de barriga. Como me conozco, fui derecha a la cocina a tomar analgésicos, pero como los nervios lo empeoran todo, me bajó la tensión mientras intentaba llegar al armario. Los calambres, mareos, dolores varios, ganas de vomitar y sudores fríos que sufrí no se los deseo a nadie. Tan  mala me puse que tuve que llamar a la autoescuela para cancelarlo. Lo entendieron y no me corrieron convocatoria, gracias a Dios.
Esa experiencia no me ocurre cada mes, sino, ya me habría tirado de un puente (jaja) pero he de admitir que no fue la única vez. Me parece que es un buen motivo médico para coger una baja de un día.
Tampoco vale lo de "Es que ese conductor me sacó el dedo por la ventanilla y me dieron ganas de embestirle con toda la defensa, señor juez! tiene usted que entenderlo!". Un aumento repentino de la testosterona es una explicación a comportamientos disfuncionales y agresivos, pero, como decía mi profesor de Psicología social: "que algo sea comprensible no implica que sea justificable".
Un consejo: intentad sensibilizar a vuestro entorno explicando vuestros cambios y vaivenes emocionales. Podéis hasta llevar una tarjeta roja con vosotras para hacer una señal a la familia para que nadie se acerque. Así nadie se extrañará de la respuesta "te voy a patear el culo" a la pregunta "cariño, ¿quieres cereales?"
Un consejo: beber infusiones de salvia 5 dias antes ayuda a paliar el descenso brusco de estrógenos. ADVERTENCIA: se toma para la regla y NO si estáis embarazadas.

Si sentís ansiedad y muchas ganas de comer, las manzanas son buenas.
Cuando necesitéis analgésicos, preguntad al médico cual os viene mejor.
Las ganas de matar pueden reconvertirse en arte si pintáis o escribís.
Tomar té y café puede empeorar los calambres, ya que son excitantes...claro que a mi me sienta peor dejarlos, porque no quiero quitarme el café del desayuno y el mono me volvería más colérica.
Aplicad calor con bolsas de agua o sacos de semillas.
Por último: comer chocolate a mi me ayuda :)

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