viernes, 7 de noviembre de 2014

Morgana y los abusones

He oído hace poco una noticia de un niño al que sus compañeros de clase atacaron durante años. Entre los 5 y los 10 años (o entre los 8 y los 10, dependiendo de qué cadena pongas), los compañeros de clase del niño, le vejaron y le agredieron. La madre veía que el niño tenía miedo y no quería ir a clase, pero no sabía qué era. Los profesores le decían a la buena de la señora que no sabían nada de nada (je, como los políticos, que tienen un día más dinero en la cuenta o un coche nuevo en el garaje pero no saben de dónde ha salido).
Bueno, lo primero es que yo no estaba allí y no sé exactamente qué pasó. Esta noticia yo la tildaría, para empezar, de sensacionalista, porque yo me pregunto cosas como qué edades tenían los agresores, cuantos eran, qué va a pasar con ellos ahora, qué les va a pasar a los profesores... No han sabido concretar si el abuso fue durante 2 o 5 años, pero han repetido varias veces que al pobre crío le perforaron el tímpano con un boli. Claro que la sangre siempre vende.
A los profesores imagino que sí que les van a pasar cosas, porque ya si mandas a un niño a la excursion sin su respectiva autorización, o si les das una aspirina en un campamento porque les duele la cabeza, te arriesgas a meterte en un jardín.
Os preguntaréis: de verdad los profesores no sabían nada? Cómo nadie se dio cuenta tras tantos años?
Quiero enlazar este tema con el hecho de sospechar que un niño/a sufre abusos de un adulto/a.
No es exactamente lo mismo porque los niños, aunque intentarán por todos los medios esconderse de las miradas de los profesores, lo más probable es que cometan sus tropelías en el centro escolar y es más probable verlos. Cuando un menor sufre dentro de su casa, no vas a ver cómo lo hacen, pero puedes estar un poco atento/a a las señales; repentino mal comportamiento, miedo, pérdida del control de los esfínteres, comportamiento o lenguaje hipersexualizado, lesiones...

Bien, es tremendamente improbable abrir una puerta aleatoriamente y encontrarte con pruebas irrefutables que poder medir con tus propios ojos y oídos. Si alguna vez os pasa: si alguna vez veis con vuestros propios ojos cómo un niño es agredido, o bien si os lo cuenta, dad las gracias a Dios por los pequeños favores y aprovechad la oportunidad de anunciarlo.
Y ojo, digo que anunciar no es lo mismo que denunciar. Puede que la idea de llamar a la policía os eche para atrás, pero sin duda debéis poneros en contacto con otros profesionales, superiores o padres de alumnos que os puedan ayudar.
Prestad atención, tomad nota de los detalles para no olvidar nada, hablad con vuestro/a superior y, en definitiva, con quien pueda hacer algo.
El mayor inconveniente que nos va a retener es el típico pensamiento de adulto/a: "Estoy exagerando", "seguro que no he visto bien", "no puedo ir diciendo esas cosas porque es una acusación muy grave", etc
Creedme, si veis u oís algo lo suficientemente malo como para daros flojera de estómago, no está mal que lo digáis en voz alta. Confiad un poco en vuestro instinto. Nadie habla (por ahora) de llevar a nadie ante un tribunal, ni hablar con un trabajador social del ayuntamiento va a hacer que se lleven a nadie detenido en medio de una nube de flashes de fotógrafos.
No le restéis importancia, no son "cosas de niños", no neguéis la realidad. Sed críticos/as.

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