viernes, 14 de noviembre de 2014

Morgana y la poca profesionalidad de lxs profesionales de la salud

El otro día tuve que ir a una cita con la matrona. Debía hacerme una prueba necesaria pero un tanto molesta que a las mujeres no nos suele gustar hacernos.
Justo antes de entrar, recordaba cómo, la primera vez que fui a la ginecóloga, la doctora me trató con brusquedad y malas formas haciéndome sentir que le hacía perder su valioso tiempo. Sus palabras exactas fueron: "qué haces aquí si eres virgen? Tú tranquila, que las monjas no tienen cáncer de cuello de útero".
Bien, a parte de que las monjas pueden tener cáncer igualmente, notaréis que estaba culpabilizándome por no haber tenido tenido pareja. Es decir, como si la presión social del grupo de iguales no fuera la suficiente por aquel entonces, debía rendir cuentas también ante una profesional médica que se negaba a atenderme si no era desvirgada.
Aquella señora me hizo bajar de la camilla de inmediato y no me dio explicaciones, consejos u otra cita. Me marché de allí sintiéndome avergonzada y confusa.
Hoy en día y mirándolo con retrospectiva, sé que si me volviera a pasar, tendría que ir derechita al mostrador de atención al paciente y ponerle una queja como una casa.

En otra ocasión, años después, fui a donar sangre a una unidad móvil. Me hice donante en primero de carrera, lo cual me hizo mucha ilusión, pero realmente he donado pocas veces en la vida. Normalmente me echan para atrás por tener la tensión baja. Yo no tengo tiempo para ir un día en concreto al hospital, pero procuro preguntar si veo la furgoneta de las donaciones parada en la calle.
En fin, un día cualquiera que yo iba a hacer un trámite al ayuntamiento, había una furgoneta de estas y entré. No había nadie por la calle ni en la furgoneta. Me hicieron, aunque ya tengo el carné de donante, todas las preguntas de rigor: que si he estado en el extranjero, que si me he hecho un tatuaje últimamente, que si he tenido más de 4 parejas sexuales en los últimos meses... Yo a esta última dije que sí. Nunca olvidaré la cara de asco y desconcierto que se le puso a  mi entrevistadora. Me repitió la pregunta de nuevo, por si no me acordaba yo con exactitud de cuantas citas había tenido últimamente. Respondí lo mismo, extrañada. Rápidamente, empezó a recoger sus bártulos y me dijo que no me podía sacar sangre porque yo era una persona "de riesgo". ¿Riesgo de qué? No me dejó ni que le explicara que yo siempre uso protección. Prácticamente me echó de alli. Repito, no había nadie más por allí que quisiera donar. Hasta su compañero alucinó cuando me vio salir de la caravana en dirección a mi coche. De nuevo, me hicieron sentir inadecuada, molesta y sucia.

A las mujeres se nos criminaliza y culpabiliza por tener relaciones (somos putas) y por no tenerlas (somos unas estrechas). Incluso, por tenerlas como y cuando la sociedad (o nuestra pareja) quiere, hay veces que supeditamos nuestros intereses a los de los demás.
Una chica que conocí perdió la virginidad a los 16 por el único motivo de que sus amigas la presionaban para hacerlo. Recuerdo que ella, inmadura, ingénua, y en definitiva no-preparada para aquello, me dijo al día siguiente que no le había gustado nada. Me lo dijo extrañada, como si fuera ella la que tenía un problema por no haber apreciado ese encuentro banal.
Haciendo memoria, me doy cuenta de que he escuchado a más de una decir cosas parecidas:
 "No podía soportar que él se pusiera encima, me sentía atrapada. Si no me ponía yo arriba, no era capaz de disfrutar y aún así, casi nunca llegaba al orgasmo"
"Durante toda la relación con aquel novio, cada vez que hacíamos el amor, sangraba. Yo estaba convencida de que me hacía heridas. La ginecóloga me dijo que me aguantara porque hay mujeres que sangran toda su vida" (pero qué mierda?!)
"Siempre que lo hacíamos me dolía. Siempre. Estoy convencida de que estoy mal. Mi asunto (vagina) cada año irá a peor y cada vez me dolerá más todo. Lo tengo asumido"
"Cuando perdí la virginidad me dolió un montón y no fue nada agradable. Pensé ¿esto es el sexo? ¿de esto habla todo el mundo? Yo no quiero practicarlo más"
"No soporto que me practiquen sexo oral. No lo disfruto. Siempre pienso que huelo mal, aunque esté recién duchada. Me pongo muy tensa"
"Durante mi relación con aquel novio, no paraba de tener infecciones de orina. Siempre acababa molesta y con toda la zona irritada. Él nunca le dio ninguna importancia ni me acompañaba al médico cuando me sentía mal".

Podría seguir así todo el día, pero ya sabéis a qué me refiero.
Mujeres del mundo, vuestra vagina no tiene nada de malo. Si no disfrutáis del sexo, hay algo que va mal, no es que sea normal ni os tenéis que aguantar. Si lxs profesionales de la salud ríen por lo bajini cuando les contáis vuestras dudas, ponen miraditas condescendientes, suspiran de impaciencia o, en definitiva, no os atienden con respeto, salid de la consulta dignamente y poned una queja.
Y si disfrutáis pero eso os acarrea burlas o prejuicios, pensad que es el patriarcado quien está detrás de esa ignorancia y no os amilanéis.
 Sed críticas.

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